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"LA ROSA DE LOS DESEOS"

     Hace mil doscientos años, en Inglaterra, nació una rosa blanca en un bosque lleno de zarzas. Era una rosa especial que concedía tres deseos. Cerca de allí, vivía en un castillo una niña de diez años con su madrastra porque sus padres habían muerto. Se llamaba Ana, era alta, rubia y de ojos azules. Tenía un dragón pequeñito de color morado y verde, que era su mejor amigo. 

     Una tarde lluviosa, la malvada madrastra mandó a Ana a coger moras en el bosque. Aprovechando que se fue la niña, la madrastra, que en realidad era una bruja, le echó una maldición al dragón que consistía en que cada vez que Ana tocara al dragón, éste se volvería más agresivo y aumentaría de tamaño. 

     En el bosque, mientras Ana cogía moras, se tropezó con una piedra y al caer, se encontró con una hermosa rosa blanca. Sorprendentemente, la rosa comenzó a hablar y le dijo que le podía conceder tres deseos. Ana se quedó boquiabierta y finalmente le respondió que tendría que pensar seriamente qué deseos pedir. Después, se marchó corriendo para contarle todo a su madrastra y a su dragón.

     Cuando la pequeña Ana regresò al castillo, subiò corriendo hasta su cuarto para abrazar al dragón,pero cuando lo abrazó, el dragón se hizo más grande, le lanzó un feroz rugido y le sacó los dientes. En ese instante, pasó la madrastra por su cuarto y con una sonrisa malvada, le dijo: <<¿Estás bien? Jajajaja>>. Entonces, Ana le preguntó si sabía qué le había pasado a su pequeño dragón y la madrastra le reveló que había hechizado al dragón y que ella había matado a sus padres para quedarse con el castillo y con todos sus tesoros, y que ahora sólo faltaba acabar con ella. De repente, Ana cerró la puerta de un portazo, abrió la ventana y logró escapar hacia el bosque para buscar a la rosa mágica. Pero la madrastra consiguió abrir la puerta y cogió su escoba para ir volando tras ella. Por suerte, Ana era realmente veloz, logrando llegar a la rosa antes de que la madrastra la cazara. La niña, rápidamente, pidió los tres deseos. El primero fue que desapareciese la madrastra, el segundo, que su dragón volviera a ser normal, y el último, que sus padres volvieran a estar vivos. La rosa dijo unas palabras mágicas y se cumplieron sus tres deseos. Desde entonces la niña vivió muy feliz con sus padres y el dragón en el castillo.

                                                        Autores/as: alumnos/as 3º y 4º

EL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA

     Hace un siglo, en Francia, vivía una hermosa princesa llamada Rosalinda, tenía un largo pelo rubio, era hermoso, sus ojos eran azules como el mar y nunca estaba triste. 

     Un día, su padre, el rey Francisco, le dijo que que tenía que casarse con un príncipe. La princesa se enamoró de un apuesto príncipe, simpático y amable. El rey dijo que la boda se celebraría al día siguiente.    

     El día de la boda, la princesa se puso un vestido blanco con purpurina rosa, el príncipe llevaba un esmoquin negro y rojo. En medio de la boda, un ogro secuestró a Rosalinda, pero el príncipe le siguió hasta que llegó a un volcán. Allí dentro estaba la princesa. Entró y luchó con el ogro. El ogro le tiró la espada a la lava, pero cayó en una piedra, el príncipe le dio una patada al ogro que le tiró a la lava. Finalmente, rescató a la princesa y vivieron felices y comieron perdices.

Autora: Daniela Merlo Martín (3º de Primaria)

EL PAÍS DE LAS MIL MARAVILLAS Y DESENGAÑOS

     Hace mil años, en un pueblo de Francia, vivía una maravillosa princesa llamada Blancaflor. Un día de primavera, le dijo su padre que se fuese al campo con sus amigas a recoger flores para decorar su cumpleaños. Después de coger las flores, le dijo que fuera a decirle a los caballeros que diesen las invitaciones para el cumpleaños. Mientras la princesa informaba de ello, el padre se reunió con el mago. El mago se enfadó e hizo desaparecer al padre porque quería la mano de Rosalinda y él se negó. Rosalinda se quedó muy triste al no saber dónde estaba su padre.

     Pasaron los días y la princesa no dejaba de llorar. El mago recapacitó, hizo aparecer al rey y le pidió perdón porque sabía que no estaba a su altura. Entonces, la princesa se puso muy contenta. El rey le dijo a la princesa que ya estaba haciéndose una mujercita, que ya era hora de casarse. Decidió que en la fiesta de cumpleaños debería elegir a su esposo y  por eso trajo a muchos chicos para que ella eligiera a uno. Y finalmente, eligió a un maravilloso príncipe llamado Felipe. Se casaron y fueron felices y comieron perdices.